Entrevista a Oscar Silvetti.
Diario Río Negro. Suplemento Eh!


¿Desde cuándo sos arquitecto?

Formalmente desde diciembre de 1969, en los hechos desde mucho tiempo atrás. En los primeros años del colegio secundario ya tenía la seguridad de que sería arquitecto.

¿Qué es la arquitectura para vos?

Mi cruz.
Sobre todo estos últimos años vivo en función de la arquitectura con sus cosas buenas y las no tan buenas.
No me atrevo a definir lo que “es” la arquitectura, pero es sin duda una actividad complejísima.
A riesgo propio intento reflexionar:
Serie de procesos que van desde la interpretación del deseo del cliente, sean personas o empresas, su traducción a un programa de obra, la elaboración de una propuesta y la concreción en documentos gráficos que permitan su construcción…
La construcción es sin duda la etapa más compleja. Doblemente difícil, por su proceso y por su resultado.
Contundente la obra con su materialidad te enfrenta sin atenuantes, ahí está, es tu responsabilidad para bien o para mal. A quien vas a responsabilizar? Ya soy grande no tengo a quien culpar.
Es arte? Si, es arte no me cabe la menor

¿Quién es tu maestro, tu guía en la profesión?

Mi profesor y mentor en la UBA, fue Manolo Borthagaray. Recientemente presencié con gran emoción la entrega de un premio, por parte de la sociedad Central de Arquitectos, en reconocimiento a su trayectoria profesional. Tuve el privilegio de cursar en una facultad de lujo. En el orden internacional seguíamos con devoción la obra de Alvar Aalto principalmente.
En la actualidad no puedo decir que tenga un guía excluyente. Estar bien informado de lo que pasa en el mundo me ayuda. Si tengo que nombrar a alguien serían Steven Holl y Álvaro Siza .

¿Qué te gusta de la arquitectura actual? ¿Qué te produce rechazo o disgusto?

Hay en el mundo muchos ejemplos de intervenciones urbanas y obras de arquitectura que me “gustan” profundamente. Estoy convencido que la arquitectura junto con el urbanismo son las artes excluyentes de nuestra época. Podría nombrar una larga lista de obras que me conmueven realizadas por arquitectos como los nombrados Holl y Siza y otros estudios tales como John Pawson, Toyo Ito, Rafael Moneo, Rem Koolhaas…
Por otra parte se ha desarrollado una serie de obras, verdaderos alardes de excesos tecnológicos y económicos con las cuales no estoy de acuerdo. No me disgustan, no las rechazo pero no me quitan el sueño.
Las sociedades “ricas” del mundo se pueden permitir tener “su” Koolhaas, “su” Gehry, “su” Hadid, “su” Herzog & De Meuron. Son arquitectos muy talentosos y con una obra muy sólida, pero en esos casos no los aplaudo. Aclaro que, no obstante, si algún grupo económico quiere hacer algún costoso arpegio arquitectónico, estoy muy dispuesto a complacerlo.

¿Cómo ves la arquitectura en la región?

Tanto la arquitectura nacional como la regional, son reflejo de la sociedad a la que pertenecen. Reflejan su cultura, su idiosincrasia. En consecuencia su resultado no puede dejar de ser, en gran medida, espasmódico.
Por otra parte es difícil evaluar aisladamente las obras sin tener en cuenta la ciudad donde se emplazan. Creo que la gran deuda que tiene nuestra sociedad es con el urbanismo.
En cuanto a las obras de arquitectura hay sin duda muy buenas, muy coherentes con su entorno y afortunadamente cada vez son más los ejemplos que vemos en nuestro medio.

¿Qué barrio o edificio de la región intervendrías para mejorarlo? ¿Por qué?

Hago estos comentarios aclarando, si fuera necesario, que no soy urbanista. Pero como te decía, la gran deuda es con la planificación. Salvo pequeños sectores y no me refiero precisamente a los barrios cerrados, nuestras ciudades no ofrecen las condiciones adecuadas de habitabilidad.
Son fruto de la especulación privada, de la falta de respeto a las legislaciones vigentes, del oportunismo de algunos políticos en campaña, entre otras razones.
En consecuencia mi intervención estaría centrada en difundir el respeto por las normas; alentar el respeto por las propuestas de los equipos de urbanistas de cada municipio.

¿Tu mejor obra?

Siempre la mejor obra es la que estoy por hacer pero, cuando paso frente al edificio del Diario Río Negro de Roca, me siento bien.

¿Tus virtudes y defectos como arquitecto?

Creo que soy un arquitecto correcto, con todo lo que este término implica de bueno y malo. Trabajador incansable no genio.
Siempre he tratado de que mis obras cumplan con un nivel básico de “cosa” muy bien hecha, que funcione bien todo, que los espacios se vivan con alegría.
Si miro para atrás veo bastante de eso logrado.
De mi lista de defectos de los cuales soy consciente elijo para hacer público el que más me obsesiona: no tengo una buena formación teórica y no consigo dedicarle el tiempo necesario para lograrla. La solidez intelectual se traduce en solidez en la obra. Destinar tiempo al costado operativo de la profesión, no se tome como excusa, quita tiempo a la necesaria reflexión.

¿Cómo es tu estudio?
El Estudio edificio es una linda casa que remodelé para adecuarla al nuevo uso.
Fue diseñada por el arquitecto Paul Amette, casualmente profesor mío de Introducción a la Arquitectura en el año 63!!!.
El Estudio humano está integrado por lo que llamo el núcleo duro y por un grupo de asesores y colaboradores que en mayor o menor grado trabajan con nosotros en sus respectivos estudios. La tecnología disponible hoy en día nos lo permite.

Los primeros son:

Arq. Fernando Weigle
Arq. Mario Spaciuk
Arq. Eduardo Pili
Arq. Ana Silvetti
Lic. Osvaldo Preiss
Sra. Laura Putallaz
Sr. Néstor Franco

¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Los lunes por la mañana se reúne todo el equipo y analizamos uno por uno todos los trabajos que tenemos. El resto de las mañanas las dedico a recorrer las obras. Cada obra tiene un responsable pero yo también las veo. Las tardes trabajo en el Estudio.

¿Qué hace que un arquitecto sea un buen arquitecto?
Condiciones naturales sin duda, una buena formación universitaria, el ejercicio profesional responsable y una constante actualización.

Finalmente, ¿qué te gustaría ser?
No podría ser otra cosa que arquitecto. Quizá poder retomar mi actividad como plástico.

PERSONAL

Edad: 65 años

Tu arquitecto favorito: No podría limitarme a un solo nombre. Si no me das más opción diría Steven Holl o Álvaro Siza.

¿Qué colegas admirás?

Admiro aquellos arquitectos que figuran en los carteles que veo colgados de buenas obras. Es difícil limitarse a uno solo, habiendo tantos arquitectos jóvenes talentosos.

¿De qué novedad tecnológica te has vuelto fanático?
El diseño asistido por computadoras sin duda fue una herramienta que adopté ya hace muchos años. Me mantengo permanentemente actualizado. Soy fanático desde el momento que descubrí su gran utilidad en el proceso de creación. Esto sumado a las posibilidades que brinda internet comunicando a todo el grupo estén o no estén en el Estudio, no pueden menos que generar una adhesión casi religiosa. Profesionales, constructores y clientes comunicados en forma fluida, intercambian planos, imágenes, presupuestos, informes, hasta compartir la misma pantalla estando separados por kilómetros.

Cuando te querés relajar, ¿cuál es tu destino favorito?

Soy afecto al desierto y a la montaña. No obstante no reniego de las hermosas ciudades propias y ajenas.

¿Tenés algún placer culpable y confesable?

No me da culpa ni evito confesar abiertamente mi pasión por las motos. Cuando tenía algunos años menos tenía motos de enduro y ahora las que brindan un poco más de confort. Me han permitido, lo siguen haciendo, llegar a lugares increíbles.

Escritor preferido.

Como las candidatas a reina del pelón, digo Borges sin dudar…pero aclaro: lo que me resulta accesible. También en una época leí a Octavio Paz, de Saramago leí bastante, incluido El Viaje del Elefante quedé desconcertado por no decir que no me gustó para nada. Intento leer no con mucho éxito a Umberto Eco y a Tomás Abrahan.

La música que escuchás.

Prefiero la música que llamamos clásica, más precisamente la de cámara y particularmente aquellas obras donde el cello es protagonista. También jazz.

Un museo del mundo.

Me parece que el que más me impresionó, por lo menos estos últimos años, fue la Tate Modern de Londres. Es una usina remodelada por Herzog y De Meuron.